Ya es cotidiano leer tantos rumores acerca
de la yema del huevo; que no debe consumirse porque eleva el colesterol, produce
enfermedades cardiovasculares o conlleva a la arteriosclerosis.
Sin embargo, esto no es del todo cierto, pues comúnmente recomiendan la ingesta
de solo la clara del huevo por razones de aporte calórico, ya que el 81% de las
calorías del huevo está en la yema. Ahora bien, no es que la yema del huevo
genere esta serie de enfermedades, sino que su continuo abuso en la ingesta
diaria, aunado a otros factores predisponentes como el sedentarismo o la
obesidad, puede desencadenar un riesgo de empeorar ciertas patologías si no se
controla desde un principio.
Un huevo entero aporta
aproximadamente 75 calorías y 6.3 gramos de proteína; una clara de huevo aporta
17 calorías y 3,6 gramos de proteína. De esta manera 4 claras de huevo son 14,4
gramos de proteína y solo 68 calorías, un dato sumamente importante a la hora
de hacer un plan de alimentación ya que, se come mayor cantidad de alimento y
menos calorías. Sin embargo se estaría desperdiciando el valor nutritivo de la
yema del huevo.
La yema contiene además de grasas, proteínas, vitamina
B, vitamina A, vitamina D, minerales (Hierro, Zinc, Selenio, Fósforo y Calcio),
la Luteína, un excelente antioxidante y la Colina, un nutriente que ayuda a la formación
del tejido cerebral y beneficia la memoria, pudiendo prevenir enfermedades como
el Alzheimer y la demencia senil.
Según el Dr. Juan Madrid Conesa, médico
especialista en Endocrinología y Nutrición en el Hospital Universitario Virgen
de la Arrixaca de Murcia, España; “La grasa de la yema de huevo tiene
más ácidos
grasos monoinsaturados que saturados y, además, tiene ácidos
grasos poliinsaturados. Los ácidos grasos
monoinsaturados aumentan el colesterol bueno (HDL), y los ácidos grasos
poliinsaturados disminuyen el colesterol. Por tanto, el perfil de los ácidos
grasos de la yema del huevo es favorable para el organismo, forma parte de lo
que se llama grasa
cardiosaludable”.
Por otra parte con respecto a la clara del huevo, un
estudio realizado por la Universidad de Missouri en Estados Unidos, asegura que "consumir alimentos ricos en proteína como la clara de huevo en el desayuno,
ayuda a controlar el apetito a lo largo del día". Esto se debe al aumento de
actividad de la zona motriz cerebral que controla la saciedad y la recompensa.
Todo está en la cantidad del alimento, según la Organización
Mundial de la Salud, consumir 10 huevos enteros a la semana no supone riesgo
alguno para una persona “sana”, por consiguiente 1 a 2 huevos diarios en el
plan de alimentación estaría acorde a un balance nutritivo estable.
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